Los hombres también son discriminados.

En México el hombre es relegado de trabajos en el área de servicios y en programas de salud; la licencia de paternidad es otro tema pendiente en materia laboral, dicen expertos de la UNAM. En la sociedad mexicana, la equidad de género aún está lejos de ser una realidad, pero no sólo las mujeres sufren desigualdad: los hombres también son rezagados y excluidos en ciertas áreas laborales. «Hay espacios en los que se discrimina al hombre tan sólo por el hecho de serlo, especialmente aquéllos relacionados con la paternidad, en trabajos del área de servicios y en programas de salud», afirma Julia Chávez, investigadora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM. En opinión de la académica, el sistema patriarcal, las expectativas que la sociedad deposita en ellos y en ellas, y una cultura reacia al cambio han generado un cúmulo de desigualdades que, si bien tienden hacia lo femenino, también se manifiestan del lado masculino.

«Tradicionalmente al hombre se le da espacio en el ámbito público, se le deja ser importante en el trabajo pero no en casa, y con dificultad puede desarrollar otro papel en la familia que no sea el de proveedor, y quienes lo intentan aún son vistos con extrañeza».

En 2008, Alfonso Villaseñor, empleado de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), obtuvo la primera licencia por paternidad concedida en México, recibiendo 10 días con goce de sueldo. El mismo año, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) aprobó otorgar una prestación similar.

En 1974, Suecia fue el primer país en adoptar ese tipo de permiso y, dos años después, lo hicieron Finlandia y Noruega. Esta licencia surgió en la 156 reunión de la Organización Internacional del Trabajo, donde se habló sobre igualdad de oportunidades y trato entre trabajadores con responsabilidades familiares.

Dinamarca adoptó la licencia en 1984, Islandia en 1996 y en países como Francia, el hombre puede tomar 11 días libres a partir de los nueve meses del embarazo y hasta los cuatro meses de nacido el bebé. España facilita al trabajador de 10 a 18 días, mientras que en América Latina, Argentina garantiza 15 días a los progenitores y Colombia ocho.

En México se ha promovido que este tipo de permisos dejen de ser una excepción y se transformen en un derecho laboral, «pero la moción ha encontrado reticencia por parte de entidades como el Senado de la República. Argumentan que esto causaría daño a las empresas», menciona Julia Chávez.

La especialista en participación social y estudios de género expresa que a ellos no se les forma para cuidar a los hijos, pero el país vive un momento en que los estereotipos y prototipos comienzan a resquebrajarse. Por el momento, sin embargo, «en el país ninguna ley permite al hombre disfrutar de su paternidad».

Cristian Lorenzano tiene 32 años y se queja de esta situación. Es recién divorciado y está en disputa legal para ganar el derecho de convivir con sus hijos. «En controversias de orden familiar la madre tiene la guardia y custodia de los menores de siete años, pero esa postura se contrapone al discurso de paternidad responsable, orientado a despertar la conciencia del rol fundamental del padre en el crecimiento de los niños», indica el comunicólogo.

Lorenzano añade que, después de pasar de abogado en abogado, ha constatado que las leyes, en lugar de considerar que dos individuos son iguales sin importar su género, profundizan en roles estereotipados de lo que es un hombre y una mujer.

En opinión de Julia Chávez, los hombres también son relegados de ciertos espacios laborales. No es tan frecuente, dice, encontrar un secretario de oficina y, en algunos rubros, su presencia es nula. «Ver a un hombre a cargo de bebés o niños pequeños es casi imposible, y esto se explica porque, laboralmente, al hombre se le relega de puestos relacionados con esos servicios», afirma.

La doctora en sociología señala que este fenómeno puede explicarse a partir de ideas que, incluso, llegan a manifestarse en espacios que deberían están libres de esos prejuicios, como las universidades.

«Yo lo vivo a diario en la Escuela Nacional de Trabajo Social, en la que las mujeres somos una mayoría, pero también podemos asomarnos a carreras como enfermería o pedagogía para constatar que hay disciplinas donde la presencia de hombres es mínima», menciona Chávez.

Germán Benítez puede dar testimonio de esto. Egresó de la carrera de Enfermería de la UNAM, generación 2008-2011, la cual se integró por 412 estudiantes: 344 mujeres y 68 hombres. «En la escuela jamás recibí trato diferente, pero allá afuera las cosas son distintas. Para un enfermero es muy difícil llegar a puestos altos; estos casi siempre están reservados para las mujeres y eso se observa en todos los hospitales», platica el universitario.

Chávez señala que si bien la discriminación femenina es mayor, en el caso de los hombres las exclusiones también son de gran impacto, y eso se observa en el diseño de programas de salud. «Pensar que el hombre siempre estará sano ha hecho que las iniciativas sólo se enfoquen en ellas. El único programa de apoyo amplio para ellos es el de cáncer de próstata, que se instrumentó sólo a partir de que se detectó que la enfermedad causaba índices de muertes importantes», comenta la académica.

Además de la CNDH, dependencias como la Comisión de Administración del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) cuenta con la Licencia de Paternidad para su personal. El apoyo contempla la remuneración de 10 días hábiles continuos, contados a partir del nacimiento del hijo. Esa prestación parental también se extiende en caso de adopción.

En el terreno educativo, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) es la primera escuela en dar a los trabajadores licencia por paternidad, sea nacimiento o adopción.

http://expansion.mx/mi-carrera/2011/11/22/los-hombres-tambien-son-discriminados

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